viernes, 25 de septiembre de 2020

Calidez de Septiembre

 

Septiembre es mi mes favorito del año. Puedes darle cualquier tipo de justificación grandilocuente y tremendamente pretenciosa: Es un mes que se encuentra entre dos tierras o en tierra de nadie ya que se junta la inminente llegada del otoño con el calor del verano. Es un mes que se  aparta rápidamente de todos los demás pues no hay estampa reconocible para el mes de septiembre. Entras de lleno en octubre y ya tienes cientos de imágenes protagonizadas por lluvias interminables u hojas que han caducado y cuyo destino final es el suelo. Entras en diciembre y el frio del invierno se mezcla con lo agradable (y desesperante) de la Navidad.


¿Septiembre? Septiembre no tiene nada de especial y si tiene algo de especial, algo que destaque, no es tratado con mucha alegría, que digamos. Septiembre es el mes de la vuelta al colegio, de la vuelta a la universidad o al trabajo; en definitiva, se trata del mes protagonizado por la vuelta a la rutina, todo ello acompañado por una nostalgia por el verano tremenda. El calor del verano y las estampas de junio, julio y agosto están tan sobrevaloradas como el amor en cualquier tipo de narrativa. Yo prefiero mil veces la calidez de septiembre. Una calidez que nos indica que es el momento de parar después de haber tomado aire un montón de veces . Incluso, para algunos, supone el autentico inicio del año. Hay gente que no espera pacientemente al 31 de diciembre, al ritual de las uvas, para dar comienzo al nuevo año y, supongo, todos ahora queremos terminar el 2020 cuanto antes.


¿2020? El peor año. 365 días cargados de incertidumbre, 365 días que nos han obligado a estar pendientes de las noticias constantemente, cuando todos nosotros pensábamos que todo aquello solo podía ocurrir en las películas. Hablar de 2020 me cansa personalmente, pues no solo ha sido un año repleto de ansiedad sino de dolor. Un dolor que no se va, que siempre acompaña y que, incluso con el pasar de los años, seguirá sin irse. Habrá que revertirlo de alguna manera pues hay ausencia, desde luego, pero también hay cierta fuerza para seguir adelante en su recuerdo, el amor es el motor.


Pues eso, septiembre. Simplemente septiembre.


Te quiero, Bro.

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